La batalla en la telefonía móvil está en estos momentos muy apretada. Demasiado. Son pocas las marcas que pueden permitirse el lujo de subir el listón por encima de los mil euros. Por no decir ninguna. El negocio del «smartphone ha cambiado. El foco está en equilibrar la balanza entre prestaciones altas a precios más contenidos. Y las firmas chinas han conseguido hacerse un hueco.
Y Xiaomi, en su desafío por frenar a la competencia, ha presentado su nuevo Note 7 con el que ha conseguido tirar aún más los precios. Más bajo es, ahora, imposible. El terminal reúne gran parte de las innovaciones básicas que puede necesitar un consumidor medio, pero añade otras tantas que se pueden encontrar en terminales más avanzados (y caros). Esa vocación ultrabarata salta a la vista con un dispositivo entregado a todas luces a ser un superventas a tenor de las especificaciones que gasta. Su agresiva política es difícil de seguir.
Con 6.3 pulgadas de pantalla, el dispositivo, que arroja un brillo impecable, se suma a la corriente de móviles con apenas bordes, aunque ofrece un diseño asimétrico en donde el marco inferior es ligeramente más grueso que el superior, en donde se ubica una pestaña o «notch» en forma de gota de agua. Su resolución se limita a ser FullHD+ (2.240 X 1.080 p) pero su resultado es más que correcto, aunque viene reforzada con la capa de protección Gorilla Glass 5 que, a priori, debería ser suficiente para aguantar caídas fortuitas a media distancia.
Su diseño, en cambio, está acorde a los nuevos tiempos, aunque con matices; tiene algunos detalles como el ensamblado de la pantalla o la cámara que abulta demasiado, pero siempre hay que tener presente la horquilla de precios en la que se mueve. Todo sea dicho. En general, aquí la firma también brilla no por ausencia sino po devoción; ofrece tres colores diferenciados (negro, azul y rojo), que entra por los ojos en las versiones en las que se ofrece unos fantásticos reflejos cromáticos.
Aunque es algo resbaladizo, producto del material seleccionado (policarbonato) su estética le imprime cierto encanto al emular en ciertos sentidos una capa de cristal. Con conector para auriculares, dentro del Note 7 se encuentra un «cerebro» algo modesto pero suficientemente potente para el usuario medio; un microchip Snapdragon 660 que se mueve a una frecuencia de 2,2 GViene con versiones de 3, 4 y 6 GB de memoria RAM. hz es más que satisfactorio porque su rendimiento es solvente.
El terminal, que se ubica en el mismo rango que otros rivales como Samsung A7 o Huawei Mate 20 Lite, destaca especialmente por su apartado fotográfico. Un detalle que seduce gracias a su doble cámara compuesta por sensores de 48 y 5 megapíxeles, que viene preparado para modo retrato y que incorpora, a su vez, un versátil modo noche que mejora las capturas en las condiciones más exigentes para una lente.
Su cámara frontal es de 13 megapíxeles y también ofrece la posibilidad de producir el siempre valorado efecto retrato. Y, con ello, promete subir el «nivel de la experiencia fotográfica», según defiende la firma china, que apunta a que es capaz de capturar más detalles pero «sin pérdidas de calidad». Esta lente, a su vez, está preparada para ampliar la distancia con un potente zoom. Además, es capaz de grabar video en calidad Full HD.
Otra de las apuestas del Xiaomi Redmi Note 7 se encuentra en su potente batería de 4.000 mAh con sistema de carga rápida, una característica que debería estar presente ya en la mayoría de teléfonos móviles actuales. Gobernado por el sistema operativo Android 9 Pie, el dispositivo añade una capa de personalización propia MUIU 10 en la que se incluyen varias aplicaciones propias de la compañía. En definitiva, un móvil a recomendar para los que no quieren gastarse más de 200 euros.
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