El dueño de un Tesla, primer muerto en un coche con piloto automático
El conductor de un Model S murió tras chocar contra un camión en Florida
La inteligencia artificial aplicada en vehículos se ha cobrado la primera víctima. Joshua Brown, el dueño de un Tesla Model S,
de 40 años y nacido en Ohio, perdió la vida cuando su coche se metió
debajo del remolque de un camión en una carretera de Florida. Según el registro oficial
los hechos sucedieron el pasado 7 de mayo a las 3:40 de la tarde. El
conductor del camión, Frank Baressi, de 62 años salió ileso, declaró que
el coche iba a gran velocidad y no frenó. Brown era aficionado a la
velocidad, le habían puesto ocho multas por exceso de velocidad en los
últimos años, según Associated Press. Siete en su localidad de
nacimiento, Ohio, y una en Virginia. La más reciente fue en el noreste
de Ohio, en agosto de 2011, cuando circulaba a 64 millas por hora (104
kilómetros por hora) en una zona con un límite de 35 (56 kilómetros por
hora).
El accidente tuvo lugar cuando el camión hizo un giro a la
izquierda y el Tesla no frenó y pasó debajo de la carga. El coche siguió
en la autovía hasta que chocó con una valla. Brown, conductor pasivo
que había delegado en el piloto automático del coche perdió la vida al
momento. En un vacío legal, por ser el primer caso, todavía no está
claro quién se hará cargo de la situación. Se da la circunstancia de que
Brown era un entusiasta de esta tecnología, tanto que su canal de YouTube era uno de los más populares.
Solía grabar cómo era la experiencia e incluso llegó a defender que
prevenía accidentes. “Me tiene muy sorprendido lo rápido que aprende.
Cada vez lo hace mejor en carreteras con curvas. Frena hasta llegar a la
velocidad adecuada, de forma paulatina. Y no se precipita en las
salidas”, escribió en un comentario.
El organismo dedicado a controlar la seguridad en las
carreteras de Estados Unidos, conocido por sus siglas NHTSA se ha
limitado a decir que van a estudiar las implicaciones del caso.
Tesla, la empresa fundada por Elon Musk, con sede en la Fremont, en la Bahía de San Francisco, ha lamentado el accidente a través de un comunicado:
“El cliente que ha muerto en el choque tenía una familia que le quería.
Estamos más que tristes por su pérdida. Era un amigo de Tesla y de toda
la comunidad del coche eléctrico. Puso su vida por la innovación y la
promesa que mantenemos como misión en Tesla. Queremos mostrar nuestra
compasión a su familia y amigos”.
Además, aportan algunas cifras, como que es la primera
muerte en más de 130 millones de millas (209 millones de kilómetros) con
el piloto automático activado frente una muerte por cada 60 millones de
millas (96 millones de kilómetros) cuando conduce un humano de media en
todo el mundo. Añaden un matiz: “Tesla ha informado a la NHTSA del
accidente tan pronto como lo supimos para determinar si el sistema
funcionó según las expectativas”.
A pesar de la gran cantidad de cámaras y sensores que
tienen los vehículos de Tesla, ni el conductor ni el sistema detectaron
la parte trasera del camión. En el documento se cita que la parte del
remolque era blanca y la luz de ese día radiante.
Como norma general, Tesla desactiva el piloto automático
cuando requiere la atención del conductor y no se recomienda su uso en
zonas urbanas, por ejemplo. Insisten, además, en que se deben tener
ambas manos sobre el volante siempre. De hecho, emite señales similares a
las de la mayoría de los vehículos cuando un pasajero no se pone el
cinturón. Si el conductor no posa las manos, el coche frena
paulatinamente hasta que lo hace.
Las acciones de Tesla cerraron a 212 dólares, bajaron un 2,5% con respecto al día anterior. Desde 2013 han subido un 500%. En los planes de Tesla, cuya valoración alcanza los 30.000 millones de dólares y ha lanzado una oferta por Solar City, la empresa líder en energía solar, no entra ser rentable hasta 2020.
La carrera por el coche autónomo tiene dos protagonistas,
Google y Tesla. Uber, el servicio de conductores particulares, también
investiga de la mano de la Universidad Carnegie Mellon esta tecnología,
pero sin presentación de resultados o muestras públicas. Desde hace dos
años Google ha presentado dos fórmulas: la adaptación de un Lexus
todoterreno y un biplaza creado por ellos mismos. El denominado coche
koala, por su extravagante diseño, está pensado para pequeños trayectos y
apenas pasa de 80 kilómetros por hora. Google lo ha usado con
prudencia, siempre en manos de empleados que lo usan de manera
voluntaria y cerca de su sede principal. Tesla dio la sorpresa en
octubre de 2015, pero no ha sido hasta el mes de abril cuando ha
comenzado a funcionar de manera más habitual.
El punto de fricción para la adopción de estos vehículos de manera
más amplia, no solo estriba en la necesidad de contar con más puntos de
carga eléctrica, sino sobre todo en la combinación de conductores
humanos y vehículos manejados por inteligencia artificial. La imprevisibilidad de las personas, también de łos peatones, complica muchas decisiones. También tiene implicaciones éticas sobre toma de decisiones y responsabilidad en caso de accidente.
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