La octava generación de consolas está llegando a su fin. Y para rendirle pleitesía, Sony ya busca a su sucesora. No son más que especulaciones y alguna evidencia proporcionada por la propia compañía japonesa, que quiere mantener la intriga manejando activamente los tiempos de difusión de rumores. Tampoco está confirmado su nombre, pero todo apunta a que se mantendrá la correlación clásica para dar inicio a la PlayStation 5.
Lo que se espera de ella es que sea más potente que los modelos actuales. Eso es de perogrullo. La industria ha discurrido por esa idea desde sus inicios. La novedad también será que la firma nipona ha decidido «pasar» de la feria Electronic Entertainment Expo, más conocida por sus siglas E3, para centrarse en su propio evento. No debería extrañar puesto que la tendencia va por esos derroteros. Si no tan solo hay que fijarse en Apple que nunca acude a estos saraos tecnológicos.
Sony quiere captar todos los focos. Su intención es revalidar el éxito obtenido por su actual modelo, la PlayStation 4. Y lo hará apostando a caballo ganador. Al menos por lo que se ha venido aireando, la sucesora será capaz de reproducir (queda la duda de si «mover» aunque es complicado afirmarlo) videojuegos en calidad 8K. El nuevo estándar de imagen a perseguir por la industria y del que de momento son pocos los televisores que soportan esta tecnología. Tiene que estar todo preparado para el año que viene dado que esta resolución debutará por todo lo alto en las próximas Olimpiadas de Japón. Esta calidad de imagen supondrá un salto cualitativo importante, pero todo hay que cogerlo con pinzas por ahora puesto que esta exigencia es máxima y no sea que al final sea más artificio que fuego.
De las tripas sí se sabe que contará con procesadores AMD de la familia Ryzen de ocho núcleos que, al menos en teoría, debería proporcionarle una gran potencia. En cuanto a su nivel gráfico, la PlayStation 5 apostará por tarjetas Radeon Navi, también de AMD, optimizadas para la consola de sobremesa. Vendrá acompañada de un importante salto visual dado que soportará técnicas de tipo «raytracing» -trazado de rayos, en español-, que se apoya en un algoritmo informático diseñado para lograr un mayor realismo. Con ello, se favorecerá también a la calidad de audio. Y también los tiempos de carga, que se reducirán notablemente.
La futura plataforma, a su vez, será retrocompatible con la versión anterior. Es decir, se podrán jugar a juegos de la PlayStation 4. Una decisión impecable que le sitúa al nivel de Microsoft, que ha apostado por esta tecnología con sus actuales consolas de sobremesa y que, posiblemente, será una corriente a seguir en la industria. Los servicios de «streaming» en la nube será otra de las prestaciones de la próxima consola e, incluso, se podrá jugar en remoto a través de un dispositivo. El servicio PlayStation Now cobrará, por tanto, más importancia. En cuanto a los títulos exclusivos, todavía no ha trascendido el catálogo inicial pero posiblemente uno de los primeros juegos compatibles será «Death Stranding» o «The Last of Us 2».
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