La semana pasada se anunció que la estrella más cercana a nuestro sistema solar, Próxima Centauri, posee un planeta de masa algo mayor que la de la Tierra que gira a su alrededor a una distancia que le permitiría tener agua líquida, un requisito que es estimado necesario (aunque no suficiente) para poder albergar vida tal y como la conocemos. El hecho de que exista un planeta de estas características en la estrella más cercana a nosotros fuera del Sistema Solar a buen seguro supondrá un gran aliciente para intentar enviar algún tipo de sonda que lo investigue de cerca; sin embargo, no es previsible que esto pueda suceder en el futuro inmediato ni a medio plazo ya que Próxima b -nombre que se ha dado al exoplaneta- está tremendamente lejos de nosotros, tanto que es difícil de concebir.
Sabemos que todas las medidas del Universo son abrumadoramente vastas. Cuando hablamos del número de estrellas o de galaxias que contiene y de la lejanía entre ellas, todos somos conscientes de que los números a manejar son extraordinariamente grandes. Sin embargo, a pesar de esto, cuando el tema de las dimensiones del Universo sale a colación en alguna conversación informal, constato que prácticamente todas las personas presentes (generalmente no familiarizadas con temas de esta índole) piensan que esas dimensiones son menores de lo que realmente son.
Para comprobarlo, siempre hago el siguiente planteamiento: imaginemos que reducimos el sistema Sol-Tierra de forma que la distancia entre los dos cuerpos sea de un metro. En esta escala, los 150 millones de kilómetros que de media separan a la Tierra del Sol se han comprimido en un metro; el Sol sería ahora como un garbanzo que apenas alcanzaría un centímetro de diámetro mientras que el diámetro de la Tierra sería como el de un pelo humano y una aún más minúscula Luna giraría en torno a la Tierra a tan solo 2,5 milímetros de distancia. Ahora, si colocamos ese diminuto Sol, ese garbanzo, en el punto central de un campo de fútbol con la casi imperceptible Tierra a un metro de él, ¿dónde cree usted que estaría la estrella más cercana al Sol? Piénselo por un momento y trate de responder antes de seguir leyendo.
El Sol es una estrella más de las entre cien y cuatrocientas mil millones de estrellas que se estima que contiene nuestra galaxia, la Vía Láctea. El tamaño de la Vía Láctea es casi imposible de imaginar, tiene un diámetro de alrededor de un trillón de kilómetros, un 1 seguido de 18 ceros. Para poder manejar números más pequeños a la hora de tratar con distancias cósmicas, los astrónomos hablan en términos de parsecs y kiloparsecs, pero nosotros lo haremos en términos de lo que recorre la luz en un tiempo determinado. En este tipo de unidad de medida, el diámetro de la Vía Láctea es de 100.000 años-luz. Esto quiere decir que la luz, viajando a 300.000 kilómetros por segundo, tardaría 100.000 años en recorrer la galaxia de un extremo a otro.
Dentro de los cientos de miles de millones de estrellas que contiene nuestra galaxia, es de esperar que exista una estrella que sea la más cercana a la que nosotros orbitamos. Resulta que es un grupo de tres estrellas, muy cercanas entre sí, el más próximo a nuestro sol. Este grupo recibe el nombre de Alpha Centauri y se aprecia como un único punto desde la Tierra. Las dos estrellas más visibles de este grupo, Alpha Centauri A y Alpha Centauri B, forman un sistema binario que se encuentra a algo más de 4,3 años-luz de nosotros mientras que una tercera estrella, llamada Próxima Centauri, se encuentra un tanto más cerca de nosotros, a 4,2 años-luz, constituyéndose así como la más próxima a nuestro sistema solar.
Una distancia de 4,2 años-luz es equivalente a casi 40 billones de kilómetros, un 4 seguido de 13 ceros. Comparemos esto con cifras asociadas a la actividad humana en el espacio hasta la fecha. La máxima distancia de la Tierra a la que los humanos han volado se alcanzó en abril de 1970 cuando la tripulación del Apolo 13 pasó por detrás de la Luna a una altitud de 254 km sobre su superficie, lo que la situó a 400.171 km de la Tierra. Esto es apenas 1,33 segundos-luz de distancia, la máxima a la que ha estado el ser humano hasta el día de hoy.
Cuando hablamos el año pasado acerca de por qué es difícil ir a Marte, tal vez el ambicioso próximo objetivo a conquistar en nuestro sistema solar, vimos que las dificultades para posar allí seres humanos derivaban principalmente de la distancia a ese planeta. Y, sin embargo, cuando trasladamos a unidades de tiempo-luz los 55 millones de km de distancia más cercana o los 400 millones de km de distancia más lejana a la que la Tierra puede estar del planeta en su recorrido orbital alrededor del Sol, estas distancias resultan ser equivalentes a 3 minutos-luz y a 22 minutos-luz respectivamente, comparables a los 8,3 minutos-luz que nos separan de nuestra propia estrella. Ciertamente, estas distancias palidecen ante la de Próxima b a pesar de ser el exoplaneta más cercano a nosotros.
A día de hoy, la sonda Voyager 1, lanzada al espacio en 1977, es el artefacto humano que más se ha alejado de nuestro sistema solar. La Voyager 1 entró en el espacio interestelar en agosto del 2012 y en la actualidad se encuentra mucho más lejos que Plutón, a algo más de 20 mil millones de kilómetros del Sol, una distancia absolutamente increíble, pero que es de tan solo casi 19 horas-luz, una distancia que sigue siendo imperceptible frente a los 4,2 años-luz que nos separan de nuestra estrella más cercana fuera del Sistema Solar y de su planeta.
Voyager 1 es también el artefacto humano más veloz alejándose del Sol en la actualidad. Cada año recorre 3,6 veces la distancia de la Tierra al Sol, casi 540 millones de km cada año, equivalente a viajar a 17 kilómetros por segundo, unos 61.500 kilómetros por hora. A esta velocidad tan increíble, Voyager 1, sin embargo, aún tardaría 74.000 años en alcanzar Próxima Centauri. Como curiosidad, los seres humanos que han viajado a la mayor velocidad con respecto a la Tierra fueron los de la tripulación del Apolo 10, que casi llegaron a alcanzar los 39.900 kilómetros por hora, o unos 11 km por segundo, cuando se dirigían de vuelta a la Tierra desde la Luna; una velocidad extraordinaria, pero que les habría hecho tardar 114.000 años en llegar a Próxima Centauri.
Como vemos, las cifras ponen en contexto lo lejos que está de nosotros Próxima Centauri a pesar de ostentar el título de ser la estrella más cercana. Volviendo a la pregunta que formulé al principio del escrito, si usted es una persona interesada en asuntos relacionados con el espacio, posiblemente ya era conocedor de la respuesta o tenía una idea aproximadamente correcta acerca de cuál podría ser la solución; pero cuando hago esta pregunta, la mayor parte de la gente contesta que la estrella más cercana estaría en algún lugar del terreno de juego. Algunos me dicen que estaría algo más allá del círculo central, otros que en una de las porterías o acaso en uno de los corners. Menos personas me dicen que la estrella más cercana estaría en las gradas, tal vez en el gallinero, y aún muchos menos me dicen que estaría fuera del campo, tal vez en una calle aledaña. Nunca nadie se aproximó mínimamente a la realidad, nadie me contestó nunca que la estrella más cercana al Sol no estaría ni en el campo ni en las gradas ni en una calle aledaña fuera del estadio, que ni siquiera estaría en el mismo barrio ni en el mismo pueblo, ni siquiera en la misma ciudad, ni siquiera en la misma provincia. La estrella más cercana estaría a casi 270 kilómetros de ese garbanzo en el punto central de ese campo de fútbol, la distancia en línea recta que separa Madrid de Zaragoza… de cientos de miles de millones de estrellas en la galaxia… nuestra estrella más cercana.
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